Algo debí hacer mal, pero prefiero no saber qué. Asentada en una madurez confortable, sentía una pesadumbre que me consumía de la misma forma que la carcoma lo hace con la estructura de una casa de madera.
Roberto, mi novio desde adolescentes, trabajaba fuera y yo pasaba demasiado tiempo sola. En un arrebato de sinceridad le confesé que la distancia me agotaba, que sentía la necesidad de compartir mis noches de arrebato y amanecer entre los brazos de alguien especial. Él me propuso que llenara mi vacío adoptando un gato. La idea me pareció tan brillante que decidí dejar a Roberto y enterrar en montañas de cariño a un nuevo compañero de vida.
Por medio de Catinder, una aplicación animal, me propuse encontrar un gato apuesto, cariñoso, culto, sensible y, sobre todo, que no sucumbiera a la tentación de sacar las garras cuando venían mal dadas. Tras citas infructuosas y conocer a mininos de pretencioso maullido, di con Sombra, un gato de piel azabache, delicado ronroneo y ojos de una tonalidad amarilla penetrante. Enseguida se trasladó a casa y pasamos semanas sin separarnos más de un par de centímetros. Veíamos telenovelas, practicábamos yoga, cocinábamos bizcochos, hacíamos ganchillo y leíamos novelas de Corín Tellado. Mi soledad había desaparecido de un zarpazo afilado.
No obstante, Sombra no reaccionaba al dulce magma con la misma efusividad. El gato parecía tener inquietudes más allá de esperar una muerte acaramelada. Una noche después de acostarnos, lo descubrí pegado a la pantalla del ordenador mientras bufaba desesperado. Cuando desperté el gato ya no estaba allí. Acto seguido, Sombra llamó para comunicar que había encontrado trabajo como masajista en otra ciudad. Se había presentado a la entrevista sin cortarse las pezuñas. Juraba que no debía preocuparme: nos veríamos una o dos veces al trimestre por videoconferencia.
Tras despedirme de Sombra, he decidido adoptar un tamagotchi para que me haga compañía. Sería extraño que también encontrara trabajo.
Presentado sin éxito al X Concurso de Relato Hiperbreve – El Sauzal 2021

Hola Rafalé, que ingrato amor el de Roberto! Y ni hablar de Sombra… 😔 Tanta ingratitud me conmueve. Si ella, la protagonista, me permite una sugerencia le diría que no agobie al tamagotchi. Se han visto casos en donde ellos también abandonan. Un abrazo 🐾
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Quizá la clave esté en las expectativas. Cuantas más expectativas uno deposite en una pareja, mascota o ilusión, más probabilidad de que ésta termine por decepcionarle. Dicho lo cual, a la protagonista le trasladaré tu sugerencia junto a eso de que mejor no tenga expectativas 😉 Un placer tenerte por aquí. Un abrazo, compañera. Adelante!
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Las piedras no abandonan y algunas hasta son capaces de reconfortar. Más allá de mi tontería, me ha encantado tantísimo realismo envuelto de magia.
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Algo de ese realismo y magia intentamos cultivar, luego se nos olvida la luz y el agua y sale lo que sale. Me encantan las piedras como compañía, algunas mantienen grandes conversaciones sobre geología y economía internacional. Un placer tenerte por aquí, compañero. Un fuerte abrazo, adelante!
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¡Hola! Me parece un relato muy bueno y que toca un tema importante, el de las expectativas poco realistas que volcamos en terceros y que acaban en desilusión. Saludos.
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Esa era la intención. No hay mayor satisfacción para el que escribe que un amable lector la capte. Supongo que, antes que desviar la mirada, la protagonista tendrá que mirarse un poco en el espejo. Un fuerte abrazo, compañera. Adelante!
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Gracias por la difusión, compañero. Un fuerte abrazo. Adelante!
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Algo falló en ella. Si le das cariño un gato nunca te abandona. Preciosa la foto de Sombra.
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Tengo una sensación similar, pero parece que no lo quería reconocer. A veces ser sincero con uno mismo es la aventura más arriesgada del mundo. Gracias por la lectura, compañero. Un fuerte abrazo. Adelante!
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Una pena que no ganaras el concurso, Rafalé, porque el relato es delicioso. ¡Qué mala es la soledad cuando no es deseada! Y ¡qué desagradecido fue Sombra!, con todo el cariño que le da la protagonista de tu relato.
Un saludo, compañero de letras
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Supongo que la protagonista tenía unas expectativas que divergían de las de Sombra. Cuando dos personas convergen en las mismas, eso es gloria bendita. Los concursos son muy difíciles, se presentan muchos relatos de gran nivel, tanto que a veces los jurados no pueden ni asumirlos. Al ser microrrelatos, generalmente los que se llevan el gato el agua son los que han despertado alguna emoción especial en el miembro del jurado y eso puede llegar a ser aleatorio. Lo importante es estar en el candelero. De vez en cuando te llevas alguna sorpresa agradable.
Un abrazo fuerte, compañera. Como siempre muy amable con mis creaciones. Adelante!
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A veces uno se crea expectativas que luego no se cumplen. Una lástima. Y cuidado con el tamagotchi, que pueden ser muy absorbentes. Ah!, y por cierto, el relato sí es ganador en el concurso de mis preferencias.
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Las expectativas determinan el grado de satisfacción. Conviene diluirlas en un poco de realidad. Gracias por tus palabras, compañero. Los concursos son siempre difíciles, hay mucho nivel y los jurados eligen por impactos. Un fuerte abrazo, compañero. Adelante!
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El jurado de ese concurso no tiene ni idea de lo que es ingenio y creatividad. Por eso, no te dieron el premio. Genial!!! Un abrazo
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Es difícil destacar en ese tipo de concursos. Hay muchas propuestas, jurados que valoran la originalidad de múltiples puntos de vista. Por eso tiene mucho mérito cuando se consigue un reconocimiento, pero si no se logra sólo hay que continuar escribiendo. Me alegra que te haya gustado. Eres muy amable. Un fuerte abrazo, compañera. Adelante!
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Tendrías que haber adoptado una cabra. Son más fieles.
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Además dan lana y leche! Me lo apunto para la siguiente vez. Un abrazo, adelante!
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Genial. Mi experiencia con gatos es que se aburren pronto de una y buscan otros amores alrededor. Mi consejo para ella: tener dos gatos. Si no te aman a ti por lo menos se aman entre ellos y te dejan las sobras de su amor, pero no se van.
Excelente relato
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Me alegra enormemente que te haya gustado. Para serte sincero, mi experiencia con los gatos es exigua. Desconfío de los animales que no cuentan chistes o recitan poemas, pero le trasladaré de buen grado tu recomendación a la chica. Estoy convencido que el desdoblar es siempre una gran solución. Bienvenida a este lugar, compañera. Un fuerte abrazo, adelante!
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Muchas gracias por la difusión, compañera. Un fuerte abrazo, adelante!
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