Pasados los cuarenta, me acabo de dar cuenta de que no he hecho nada. Nada que merezca la pena, se entiende. Bueno… ¡Miento! He honrado a la autocomplacencia y a la procrastinación como nadie nunca lo había hecho. Creí que el tiempo era infinito y que podría culminar mis objetivos más adelante, cuando me asaltaran las musas, me abrazara al sosiego y me susurrara la inspiración. Pero, nunca es buen momento. Quizá he sido un poco optimista. O tampoco tanto, sólo me propuse generalizar la teoría de la relatividad, escribir una novela que traspasara las fronteras de la literatura universal, formar una gran familia y hacer carrera en un partido político para transformar la realidad.
No obstante, mi madre siempre me decía: “¡Miguelillo, qué necesidad de estar penando por conquistar tus sueños! Tú sácate una oposición y dedícate a vivir”. Y así lo hice. También le cogí el gusto a la cerveza después del trabajo, a engancharme a la serie que proponga la televisión a medianoche, a encontrar la felicidad comiendo pizza cuatro quesos en la cama, a veranear en un apartamento de primera línea de playa en Torrevieja y a hacer la cola el día que se estrena el último iPhone.
Sin darme cuenta, todas mis ilusiones han quedado sepultadas bajo una capa de polvo que cada vez me daba más pereza sacudir. Me sentía en paz si no pensaba en ellas. Ahí sigue mi cuaderno de escritura esperando desafiante a que lo llene de tinta. También los apuntes de física, sin que sepa qué es un tensor o la cuadrivelocidad. El objetivo de la gran familia está a esperando que empiece a descifrar las leyes de la biología. El partido político al que me afilié ya ha desaparecido por algún que otro caso de corrupción.
Aunque todavía no haya hecho nada destacable, es probable que con los adelantos sanitarios y haciendo un poco de dieta aún me quede bastante tiempo. No puedo tolerar que mi paso por este mundo se reduzca a una mera anécdota. No me resignaré a convertirme en un espectador de mi propia muerte. ¡Conseguiré todo aquello que me proponga! ¡Voy a comerme el mundo, lo juro! Pero sabes qué, que ahora no me apetece. Ya mañana, si eso.

Muy buena y auto cuestionada entrada!! Pero aprovecho para responder con lo mismo que acabo de escribirle a otra escritora….Bella entrada; a la que le agregaría que en mi caso puedo estar en un envase añejo como el buen vino en una barrica de roble; pero mi mente me dice que soy aun muy…pero muy joven con mucha sabiduría. Un cordial saludo.
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Efectivamente, la concepción del tiempo es muy subjetiva y cada quien puede situarse en lugares muy diferenciados según le dicte su mente. Incluso, sospecho, que el aprovechamiento del tiempo también depende en gran parte de la concepción. Son cuestiones tan trascendentes que me pesan en el alma. Creo que voy a dejarlas para otro momento. Ya mañana. si eso.
Gracias por el aporte, compañero. Un fuerte abrazo. Adelante!
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No hay porqué. Gracias a ti, amigo por ser tan receptivo en el intercambio de las visiones de cada uno, eso demuestra nobleza de tu parte. Un muy buen domingo! Saludos.
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Suerte con eso!👍
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Se agradecen los buenos deseos. Un fuerte abrazo. Adelante!
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Te aseguro que no eres una mera anécdota. En todo caso eres una anécdota muy divertida y muy bien contada, y estoy seguro que , tras tu modestia, se oculta un sorprendente personaje.
En todo caso lo de procrastinar tiene su aquel encantador.
P´ alante!
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Lo del gran personaje, dalo por descontado. Lo peor de esto es que la realidad es mucho más lamentable que la realidad. Me alegra mucho que te haya divertido, compañero. Te agradezco enormemente la amabilidad. Un fuerte abrazo. Adelante!
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Reblogueó esto en RELATOS Y COLUMNAS.
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Muchas gracias por la difusión, compañero. Un fuerte abrazo. Adelante!
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Encantado, un abrazo!
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Debo reconocer que me he divertido muchísimo cuando lo he leído, sobre todo por ese giro del final que, simplemente, resulta genial.
Te agradezco de veras que saques a la palestra, con esa habilidad, cuestiones que muchos nos planteamos.
¡Mucho ánimo y a por ello!
Un abrazo.
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Encantado por recibir tu entusiasmo, compañero. El humor y el surrealismo tiene muchos atributos y uno de ellos es el de desnudar las temáticas más crudas. Un fuerte abrazo. Adelante!
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Me ha gustado mucho tu entrada, muy genuina. Has captado al hombre y mujer común a la perfección. Todos vivimos inconscientes, en distintos grados, distrayéndonos con el iphone o alguna serie popular de Netflix. Es la vida de la evasión. Lo que me ayuda a mí es pensar en la muerte. No, no es morbosidad, es realidad. Pensar que voy a desaparecer y que desperdicié la vida frente a la tele me despabila. No me pongo metas muy ambiciosas, solo eso, no sucumbir al Viernes Negro, no vivir frente al TV con una bolsa de papitas… Leer, escribir, aprender y ser útil como pueda.
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La realidad hace mucho bien, aunque a veces demasiada cantidad puede llegar a ahogar y conviene combinarla con un poco de anestesia. Eso sí, es una estrategia preferible a la anestesia prolongada, pues el golpe al despertar puede ser tan duro que uno no llegue a reponerse. Me alegra que te haya gustado esta pequeña historieta. Eres bienvenida, compañera. Un fuerte abrazo. Adelante!
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¿Y quien dice que comer pizza cuatro quesos en la cama no sea destacable? Repensemos esos, a veces esclavizadores anhelos impuestos…Un abrazo
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Efectivamente, es otra de las caras del relato. ¿Quién decide nuestras metas? ¿Nosotros? ¿No estamos demasiado pendiente de lo de fuera? ¿Acaso podemos decir que somos nosotros? Demasiadas preguntas, pocas respuestas. Un abrazo compañero. Adelante!
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Espero que no se te indigeste… Muy bueno. Me gusta. Salud y saludos
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Habrá que tomarse un buen protector estomacal para poder comerse el mundo y, sobre todo, masticar bien. Un fuerte abrazo, compañero. Adelante!
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