Oigo un rumor incesante procedente del baño. Desconcertado, registro cada rincón y cada enser. Al coger el cepillo de dientes se intensifican los murmullos. Observo una superficie compacta de tono verdoso sobre el cabezal. En él se ha fundado una nueva civilización de bacterias. Su minúsculo líder se acerca hasta mi posición y, tras una leve reverencia ante su creador, inicia un discurso en el que promete paz, trabajo, igualdad y prosperidad. Sonriente, asiento con la cabeza. Es hora de cambiar el cepillo.
Me encanta, Rafalé, el puntito de humor que le sacas casi siempre a todas la cosas cotidianas de la vida.
Un saludo, compañero de letras
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En realidad, en persona soy un poco más arisco, pero cuando me siento en el ordenador con mis pensamientos hay algo que me transforma. Debe ser la nariz de payaso. Me alegra verte por aquí, compañera. Un fuerte abrazo. Adelante!
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La ironía como método de defensa suele ser bastante eficaz. Ojalá pudiésemos cambiar a todos los “bacterio” que prometen como tú el cepillo. Ah!, escoge bien el siguiente, y como siempre “pa’lantre”.
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Ojalá todo fuera tan fácil como comprar otro cepillo de dientes. De hecho, cuando lo escribía pensaba en esa facilidad que da el capitalismo y que todos ya hemos interiorizado como nuestra. Un placer recibirte, compañero. Un fuerte abrazo. Adelante!
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Benditos sean ellos, siempre tan dados a la sonrisa. Bueno, muy bueno.
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No hay una bella sonrisa sin un buen cepillo. Me alegra que te guste, siendo un gran trabajador de este formato. Un abrazo, compañero. Adelante!
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Muy amable con la difusión, compañero. Un fuerte abrazo, adelante!
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Encantado. Un abrazo!
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Muy bueno, gracias por la sonrisa, un abrazo
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Gracias a ti por compartirla. Un fuerte abrazo, adelante!
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Gracias por hacernos sonreír y recordarnos que hay que cambiar de vez en cuando los cepillos de dientes. Un abrazo!!!!
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Ahora que lo mencionas, voy a ver si compro un cepillo antes de que cierren la tienda. Me alegra que hayas sonreído, compañera. Un fuerte abrazo. Adelante!
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