Durante su estancia en el penal, Juan ‘el talegas’ recibió la llamada divina. El Altísimo dispuso que Juan entrara en una cofradía y así redimir una vida dedicada al tráfico y al pillaje. Una vez recobrada su libertad, Juan ‘el talegas’ desfiló como nazareno en la Hermandad del Cristo Soberbio. Bajo la capa blanca el antiguo preso escondía un arsenal de papelinas y chinas, las cuales pudo distribuir sin levantar sospechas entre los maderos. Para la próxima, y si el Altísimo así lo disponía, Juan ‘el talegas’ portaría el trono del Cristo Soberbio para menudear pecados aún más fuertes.
