Bocachancladas

Cualquier Garamendi pasado fue mejor

Esta semana nos hemos enterado de que la CEOE ha renovado el contrato de su presidente. No deja de ser paradójico que mientras el jefe de los empresarios se sube el sueldo hasta los 380.000 euros anuales, se niegue a subir el salario mínimo interprofesional. No resulta tan sorprendente que nos hayamos enterado por una escaramuza electoral, pues los medios de comunicación han aplicado de nuevo la ley del silencio hacia sus accionistas. Sería comprensible que al ciudadano se lo llevaran los demonios o buscara la dirección del empresario para dirigirle unas sosegadas palabras —misión complicada, pues no se trata de un político de izquierdas—. No obstante, me gustaría dar motivos de esperanza y hasta celebrar el arrojo de Garamendi.

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Bocachancladas

Todos queremos ser influencer

Esta semana enchufé la televisión. Quiero remarcar lo extraordinario del hecho para no resquebrajar, más si cabe, mi lamentosa reputación. El caso es que un consejo de sabios —también conocidos como tertulianos— debatía acerca de un estudio que señalaba cuál era la profesión soñada según el país. Los expertos parecían indignados, pues si multitud de países se habían decantado por el oficio de escritor, empresario, piloto, actor o bailarín, los españoles optábamos por el de influencer. Más aún, todos los países latinoamericanos escogían también ser influencer o youtuber. «¿Qué estamos trasmitiendo a las generaciones futuras?», se preguntaba un tertuliano; «Esto indica el fracaso del actual sistema educativo y del gobierno socialcomunista», apuntaba otro; «Los jóvenes de ahora son muy flojos y solo van a lo fácil», decía el último, un cantante que, por cierto, lleva media vida viviendo del cuento.

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Bocachancladas · Madrid

La ley del león

Tras un año y medio residiendo en la capital, por fin sucumbí al musical de El Rey León. Tengo varias excusas, a cada cual más barata, para justificar una nueva deshonra a mis principios.

En primer lugar, lo hice en homenaje a mi condición de provinciano. Es casi imposible que la gente de provincias pase por Madrid sin hacer el combo de paseo por el Retiro, Museo del Prado, bocadillo de calamares en Plaza Mayor, vermú del que rasca a precio de oro, cola para comprar un décimo en Doña Manolita y El Rey León. También lo hice por insistencia de mi pareja, quien había venido a Madrid a pasar conmigo un finde romántico y le daba vergüenza regresar y revelar que no había visto a Mufasa y Simba. Supongo que mis reticencias por los fenómenos mainstream son dignas de estudio. Dejé de ver Juego de Tronos por la insistencia de la maquinaria comunicativa, abandoné a Rosalía después de que publicara su primera maqueta y no he querido saber nada de Elvira Sastre desde que dio el salto de los blogs a las grandes editoriales. No obstante, la edad me ha hecho no ser esclavo de mis propias estupideces y así, junto a mis reticencias y prejuicios, fuimos al Teatro Lope de Vega a ver El Rey León como dos enamorados. Ahora entiendo a todos los que dicen que es un espectáculo increíble. Incluso doy la razón a los más entusiastas. Yo también pagaría por ver el show una y otra vez.

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Bocachancladas · Vida Moderna

La visibilización mutua

Es 9 de marzo, un día después del 8M. Tal día las fachadas de los edificios públicos amanecían con pancartas en apoyo a la lucha por la igualdad, los balcones adornados con globos morados y las calles vestían con cartelería reivindicativa. Los programas de televisión y radio dedicaron horas a ensalzar el papel de la mujer, repasar la biografía de mujeres fundamentales para entender la humanidad y señalar las desigualdades sociales producidas por el sexo. Este año se retomaron las manifestaciones multitudinarias y otras concentraciones espontáneas. También los lazos violetas poblaban los puestos del mercado, indumentarias laborales y mascarillas. Se organizaron charlas, homenajes y mesas redondas cediendo el protagonismo a las mujeres.

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Bocachancladas · Vida Moderna

Vidas de plástico

No deja de fascinarme la cantidad de plástico que generamos. Pero, me asombra aún más nuestra capacidad de habituarnos a la situación. Todo es plástico. El supermercado se empeña en que compre las manzanas y las zanahorias que relucen dentro de paquetes fabricados con el dichoso material. Reviso la bolsa de la compra y compruebo que cargo más cantidad de plástico que de alimentos. Cada mañana pido a la camarera un trago de agua tras tomar café y ella me entrega el líquido en un minúsculo vaso de plástico. “Me ahorra mucho trabajo”, afirma sonriente. Quizá también le ayudaría que el dueño contratara a otro camarero. Cada tres o cuatro días, el cubo donde almaceno el plástico rebosa y bajo al contenedor amarillo, habitualmente atestado. “Cada vez lo lleno más rápido”, cavilo.

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Bocachancladas · Madrid

Opina que algo queda

Estaba escribiendo un análisis sesudo sobre las elecciones en Madrid. En él revelaba cuál era la fórmula del éxito de Díaz Ayuso y pormenorizaba las razones que habían dado al traste con las aspiraciones de la izquierda. Cuando estaba a punto de concluir, me di cuenta que llegaba varios días tarde y que era bastante posible que a nadie le importase lo que piense. Así que, he optado por no poner más leña en el fuego y lo he borrado.

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Bocachancladas · Vida Moderna

La visibilización mutua

Es 11 de marzo, tres días después del 8M. Las fachadas de los edificios públicos amanecieron con pancartas en apoyo a la lucha por la igualdad, los balcones adornados con globos morados y en las calles asomaba cartelería reivindicativa. Los programas de televisión y radio dedicaron horas a ensalzar el papel de la mujer y señalar las desigualdades sociales producidas por el sexo. A falta de manifestaciones multitudinarias, espontáneas concentraciones se sucedieron, mientras los lazos violetas poblaban los puestos del mercado, indumentarias y mascarillas. Se organizaron charlas, homenajes y mesas redondas cediendo el protagonismo a las mujeres.

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Bocachancladas · cuarentena · Navidad

Responsables en Navidad

Llevo semanas trazando una estratagema para Navidad. Respetando las medidas sanitarias, mi idea era pasar las fechas señaladas con mis padres, hacer la protocolaria visita a la familia política y reunirme con viejos amigos para ponernos al día sobre antiguos trapicheos y futuras escaramuzas. Algunos de ellos no sé si siguen vivos o murieron durante este trágico año, pero el espíritu navideño también es interesarse por quien realmente no te importa.

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Bocachancladas · Vida Moderna

Adictos a la inmediatez

En ocasiones me divierto repasando obra y milagros de personajes decadentes. Supongo que es una forma de decirme “en comparación con ese cadáver andante, no estoy tan mal”. No existen paliativos para calificar esta práctica: es patética. Una diana recurrente son mis antiguos compañeros de colegio. Espío sus perfiles en redes sociales y encuentro consuelo en las barrigas que cuelgan de sus antiguos cuerpos atléticos, selfies portando a sus churumbeles en cementerios de neumáticos ardiendo o que el gamberro que machacaba al profesor de literatura se haya convertido en poeta de bragueta. Probablemente, ellos hagan algo parecido conmigo. La hipocresía es una sustancia que conviene compartirla en lugar de acapararla.

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Bocachancladas

Desorientados

No conozco mejor forma de combatir el aburrimiento que perderse. Comencé a practicar esta actividad cuando dejé el nido y emprendí un periplo incierto de cambiar de ciudad cada dos o tres años. Algunas tardes, tras calentar la silla o el sofá según convenía mi horario laboral, echaba a andar sin rumbo, tomaba autobuses y trenes al azar buscando un punto en el que jamás hubiera estado antes. Solía aparecer en suburbios perfectos para ser raptado a placer, poblaciones fantasma y parajes donde los infieles empañaban los cristales del coche. Mi diversión consistía en regresar a casa tratando de adivinar cuál sería el camino más eficiente.

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Bocachancladas

Basura y bocachanclas

Una de mis actividades favoritas es bocachanclear. No dejo pasar reuniones con amigos y abordo a desconocidos por la calle para conversar sobre cuestiones de las que no tengo la más mínima noción. La curvatura de la superficie de Venus, el creciente fanatismo de los gatos callejeros por las religiones politeístas o la influencia de la figura de Kant en el mundo del trap figuran en mi lista de cruzadas dialécticas. Barras de tugurios, celebraciones familiares y entierros suelen ser los lugares más propicios en el desempeño de esta noble afición. Tras los desencuentros, enfados y melopeas subyacentes, los participantes se retiran, mientras que los argumentos, delirios y descalificativos empleados desaparecen por el sumidero sin posibilidad de que vuelvan a reflotar.

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Bocachancladas

Capacidad de adaptación y animales de costumbres

Dicen que el ser humano ha dilapidado su capacidad de adaptación, que se ha vuelto un animal de costumbres. Es posible que así sea, pues somos demasiados como para preguntar a todo el mundo y extraer alguna certeza sobre esta apasionante cuestión o la idoneidad de practicar la masturbación con velas aromáticas.

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