Vida Moderna

Carta a Manuel Jabois

Estimado Manuel Jabois,

El otro día veía La2 y topé con el reportaje sobre tu persona en el programa En primicia. Me froté las manos pensando en que este documento me brindaría un filón para hacer chistes facilones basados en estereotipos sobre escritores con melena. Qué atrevida es la ignorancia y qué fácil es sentar cátedra desde el anonimato, ¿verdad, Manuel! ¿O debería llamarte Jabo? ¿O Jabito? Hay veces que de tanto hablarle a la tele creo que soy amigo de los que por allí se prodigan. Tumbado en el sofá, sorbiendo una cerveza caliente y unos ganchitos de marca blanca recibí la mayor lección de mi vida. Es por eso que escribo estas líneas para pedirte perdón y arrodillarme ante tu talento y tu genio.

Algunos envidiosos, entre los que me incluyo, sostenemos que tu éxito radica en haberte criado una fingida fama de festero, seductor y canalla. Y a ti no se te ocurre otra cosa que acudir a la entrevista con una severa afonía y bebiendo cerveza para desayunar y darnos la mayor lección de nuestras vidas. Sin duda es meritorio todo eso que haces tan bien, lo de mirar donde nadie mira y rescatar tesoros repudiados por quien adolece de mirada. En mi pueblo lo llamamos síndrome de Diógenes, pero tú lo has elevado a la categoría de arte.

Jabo, eres un periodista de raza. Tus sofisticados métodos de investigación me han dejado boquiabierto. Eso de emborrachar a las fuentes para conseguir una exclusiva resultaba una práctica vulgar, pero aprovechar la coyuntura para incluir la borrachera entre los gajes del oficio es simplemente revolucionario. No lo digo yo, también lo refrenda Arturín Pérez-Reverte, quien te pone por las nubes. Para elogiarte rememora una columna tuya que era algo así como un chiste del señor Barragán, quitándole solo la caspa necesaria para que lo pueda apreciar el lector medio de El País. Jabo, he descubierto que además de un sabueso periodista, eres todo un sex symbol. Ay, cuando te agarras la melena y la lanzas al vacío consigues que se me erice el vello. Por cierto, ¿lo de tu pelo es grasa o es que estás todo el rato yendo y viniendo del baño para humedecértelo en plan muchacho de dieciséis años?

Te felicito, Jabo, por tantos buenos colegas como tienes. No es fácil en un sector corroído por la envidia y la mediocridad encontrar a quienes alaben pluma y persona por igual. Estos te califican como escritor de intuición, periodista de raza, constructor de tu propia biografía, leyenda viva, estrella del rocanrol, máquina, fiera, titán, resaca de la resaca, lobo de noche, caracol de día o, si me permites una pequeña aportación, el Truman Capote de las bateas. Con semejante retahíla de adjetivos es increíble que no hayas sucumbido al desdoblamiento de la personalidad.

Si me lo permites, no quería pasar por alto tu ferviente madridismo. Me quedo patidifuso con esa forma tan genuina de alzar la práctica del balompié e inmortalizarla en los anales de la historia o la forma tan sutil de santificar a una asociación criminal. Sin embargo, lo que más me fascina es que hayas escrito un himno para el Real Madrid que grita «Madrid Madrid ¡Hala Madrid! Y nada más Y nada más ¡Hala Madrid!» y así demostrar tu sensibilidad con el nivel de comprensión medio de sus aficionados.

Y, así por ir concluyendo, Jabo, me alucina que en esos cincuenta minutos de reportaje sobre tu biografía no se haya dedicado un segundo a ninguno de tus libros. Algunos dirán que es porque eres demasiado humilde para haber de ti. Jabo, no obstante, tú y yo sabemos que tu mejor obra de ficción eres tú.

6 respuestas a “Carta a Manuel Jabois

    1. Genial idea la de Chandler. Yo lo extendería incluso a nuestras familias: no merece la pena conocer a nadie si uno no quiere evitar decepciones. Por eso a mis padres les doy los buenos días y las buenas noches 😉 Un fuerte abrazo, compañero. Adelante!

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