Vida Moderna

Descarga de penas

Nada más verla, la excitación amenaza con desbordarme. Para nuestros encuentros, SuicideGirl94 se suele vestir con una camisa blanca ajustada y una falda vaquera que se pega a sus muslos generosos. Se va desabrochando los botones de forma juguetona, dejando entrever unos pechos que apenas puede contener el sujetador. Su piel pálida se alterna con todo tipo de tatuajes estrafalarios y un moño tintado de azul. Observo cómo se contonea tumbado sobre el sofá. Cuando mana la humedad, me bajo el pantalón del pijama de ositos. El creciente tintineo de monedas anuncia que SuicideGirl94 va a jugar con el vibrador que se menea en su vagina de forma mecánica.

Aunque me juro que no lo volveré a hacer, siempre vuelvo a caer. Inserto todo mi crédito y tomo el control de la excitación de SuicideGirl94. “Dame más duro, OsitoAmoroso, quiero correrme contigo”, jadea desde su cama, descubriendo un pubis carnoso cubierto con una cabellera verdosa. Al escuchar sus labios pronunciar mi nick, me vierto sobre la barriga y susurro por el micrófono “Hasta mañana, cosita”. Apago la pantalla del ordenador y trato de dormir dejando que mi pijama absorba el líquido blanquecino. Tomo la almohada y la abrazo imaginando que en realidad es SuicideGirl94 y estamos haciendo la cucharita.

A la mañana, despierto solo. La almohada me ha abandonado para dormir en el suelo. Me ducho relamiéndome con el recuerdo de mi amada. Bajo a desayunar al bar de la esquina. Pido el café con leche y el croissant de chocolate matutino. La camarera luce tatuajes, tez blanquecina y se ha tintado el pelo de azul. “No puede ser”, me digo.  Cojo el coche y pongo rumbo a la oficina. Todas las chicas que pasean por la calle me recuerdan a SuicideGirl94. Sudo a borbotones y respiro entre jadeos.

En la oficina me lavo la cara con agua fría y la excitación mengua. Hoy toca entrevista para el puesto de becaria en la redacción de sucesos. Entra la primera. Porta una camisa blanca ajustada y una falda vaquera muy corta. Habla rápidamente, pero no la escucho, sólo me la imagino diciéndome “Me pones muy cachonda, Oso Amoroso” mientras clico para aumentar la intensidad de su vibrador. Pasan varias candidatas más. No me concentro. En todas me parece ver a SuicideGirl94. El calor me derrite y mi pene no cesa de sufrir sacudidas espontáneas.

Consigo calmarme para entrevistar a la última candidata. Resulta ser una chica que luce un jersey de cuello alto, pantalones oscuros y pelo tintado de azul. Invadida por el nerviosismo, apenas habla. “¿Has trabajado en prensa escrita?”, le pregunto. Al oír mi voz, la chica sufre un espasmo. Me observa con los ojos abiertos sin poder articular palabra. Súbitamente, se levanta y se marcha.

Al acabar la jornada, sólo quiero conectarme y volcar mi pasión junto a SuicideGirl94. No está. Nunca más volverá. Enseguida encuentro a una tal Miss Blowjob. Descargo mis penas.

27 respuestas a “Descarga de penas

  1. Me parece haberte leído este relato antes y como esa vez igual me encantó leerlo de nuevo. Los vacíos que se llenan con cosas efímeras, los equívocos, la tecnología que domina hasta nuestra vida sexual.

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    1. Sí, lo publiqué hace un tiempo dentro de una convocatoria de relatos eróticos. Ahora que ha salido el fallo y no me han seleccionado lo pongo por aquí. En la histeria de los tiempos, todo va adquiriendo matices de superficialidad. El sexo no iba a ser menos. Una pena, puede llegar a ser una expresión muy interesante.

      Gracias por el apoyo, compañera. Un fuerte abrazo, adelante!

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    1. Traspasa la pantalla, te agarra de las solapas y te dice: «Mira, te comento. Anoche te vi practicando unos sucios movimientos. Págueme 300€, si no quiere que todos sus amigos lo sepan». Por suerte, intento llevarme bien con mi pantalla, la llevo de excursión al parque y a la montaña, a cenar a restaurantes refinados, para que así no tenga la tentación de chantajearme.

      Me alegra que te haya gustado, compañera. Un fuerte abrazo, adelante!

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    1. Quién sabe en qué plano acabaremos viviendo. Hay veces que creo que soy dos personas, aunque al despertar y mirarme el espejo y la pantalla del ordenador, sólo encuentro un plano. Gracias por leer y comentar, compañero. Un abrazo, adelante!

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