Bocachancladas · Vida Moderna

La visibilización mutua

Es 9 de marzo, un día después del 8M. Tal día las fachadas de los edificios públicos amanecían con pancartas en apoyo a la lucha por la igualdad, los balcones adornados con globos morados y las calles vestían con cartelería reivindicativa. Los programas de televisión y radio dedicaron horas a ensalzar el papel de la mujer, repasar la biografía de mujeres fundamentales para entender la humanidad y señalar las desigualdades sociales producidas por el sexo. Este año se retomaron las manifestaciones multitudinarias y otras concentraciones espontáneas. También los lazos violetas poblaban los puestos del mercado, indumentarias laborales y mascarillas. Se organizaron charlas, homenajes y mesas redondas cediendo el protagonismo a las mujeres.

Las redes sociales también fueron hervideros de la reivindicación. Se sucedían fotos, vídeos y artículos sobre mujeres cuya contribución había sido esencial, es decir todas. No obstante, un movimiento captó mi atención: la visibilización mutua. Una banda de punk-rock masculina había publicado ‘Mujeres guerreras’, una canción que contaba con cientos de miles de escuchas dedicada a ensalzar la lucha de las mujeres. Un artista gráfico había diseñado un precioso collage con los rostros de sus abuelas, bisabuelas y tatarabuelas, el cual generaba miles de likes en Instagram. ‘Manos de doncella’, un poema que un polifacético trovador había creado para la ocasión y declamaba con la cara pintada de violeta, cosechaba millones de visitas en Youtube.

Todos juraban hacerlo para visibilizar al papel de la mujer, pero, maliciosamente, me preguntaba “¿Acaso no habrá suficientes poemas, canciones y murales creados por mujeres que el hombre tenga que crear nuevos?”, “¿Ha de acudir el hombre al rescate de la tarea de reivindicar a la mujer”, “¿Quién está visibilizando a quién?”

No sólo durante el ‘Día Internacional de la mujer’ se produce el fenómeno de la visibilización mutua. En la celebración del día del orgullo gay, los flashes ahora se centran en los políticos que antes torpedeaban las legislaciones en favor de los derechos del colectivo homosexual y ahora desfilan sobre la carroza. Parece que estuviera castigado dejar pasar la oportunidad de una buena foto y una bonita huella, ya sea aprovechando la semana del cachopo de Villaporcino o el día internacional de la croqueta de chipirones.

El fenómeno se vuelve especialmente virulento cuando acontece el fallecimiento de algún personaje popular. Como si de un jefe de estado se tratara, acudimos raudos a escribir nuestra carta de despedida aunque no sepamos pronunciar bien el nombre del finado. O a evocar ese emotivo momento de cuando creímos encontrarnos al fallecido rebuscando lencería en la sección de chollos de El Corte Inglés.

Una vez más, el ser humano saca a relucir esa propensión casi innata de arruinar cualquier atisbo de belleza y alejarse de la virtud de guardar silencio. La barrera entre la reivindicación y el folklore cada vez es más delgada. La voracidad de la inmediatez está generando la obligación de pronunciarse ante cualquier circunstancia, tener respuesta para cualquier debate y coleccionar cuantas más instantáneas y frases vacías mejor. El ruido generado es tan ensordecedor que apenas podemos escuchar nuestros propios pensamientos. La intensidad de los focos deslumbra de tal forma que creemos ser siempre el protagonista de todas las fiestas. Personalmente, me parece agotador y, por suerte, no tengo trastero para almacenar tantos momentos.

Dicho esto, he de me retirarme a mis aposentos. Tengo 364 días por delante para escribir un poema enternecedor, buscar una melodía resultona y declamar con la foto de mi tía abuela Merceditas de fondo para el próximo 8M. ¡Lo voy a petar! Todo sea por la visibilización.

12 respuestas a “La visibilización mutua

  1. El 8M se ha convertido en mercancía y en un día para vender merchandising y hacer propaganda; es otra de las herramientas disuasorias del sistema. Se ha manoseado y desvirtuado tanto que ya una ya no sabe ni por qué se lucha entre tanto ruido.

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    1. Sigo pensando que en el fondo hay algo positivo, que probablemente el folklore tenga cierto poder transformador. No obstante, como cualquier acto de masas, se desvirtúa y en ese sentido mucha gente se intenta aprovechar y eso me parece intolerable. Gracias por compartir tu visión, compañera. Un fuerte abrazo, adelante!

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  2. Efectivamente, un día al año tod@s se interesan y quieren destacar en ser l@s más reivindicativ@s con los derechos de las mujeres. Y después no se quieren enterar de que todos los días tienen que ser 8 de marzo.
    Ojalá llegue el día en el que ya no tenga sentido el «Día de la Mujer» porque seamos iguales y tengamos los mismos derechos. Mucho por hacer. Un abrazo!!!!

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